Como cada partido que Racing juega de visitante el Departamento del hincha organiza los viajes ya sean al interior o hasta la cancha de Lanús.
Aquel partido frente al granate, justamente el próximo rival de la academia fue distinto a las otras veces a las que había ido a esa cancha. Si bien yo vivo en Gerli que es muy cerca de Lanús, no conseguí entrada, y la única manera que encontré fue ir con los micros del Departamento del Hincha por primera vez.
Los 4 micros que estaban a disposición salían desde adentro del estadio de Racing. La gente iba llegando de a poco hasta el punto de encuentro, Pablo el organizador del viaje se contactaba con los micros y preparaba todo.
El micro 2 era mi destino, todos empezaron a subir para sentarse y viajar tranquilos. El viaje comenzaba. Todos los micros uno atrás de otro y un auto de policía con la sirena que cortaba el tráfico para que pasen. Mientras tanto dentro del micro repartían las entradas, y daban facturas y vasitos plásticos para servirse coca cola todos los pasajeros.
Una vez llegados a la cancha 1 hora y media antes, la gente empezó a acomodarse en la tribuna, lugar donde empezaron las típicas gastadas contra la platea de Lanús. El cantito: “no tienen gas, no tienen luz, son los villeros de Lanús”, no tardo en escucharse.
Un chico de unos 17 años que estaba al lado mío dijo entre risas” Mira la bandera que tienen, que desastre”, hacía referencia a la bandera del granate que dice “Cumbia, vino y sustancia”.
Aún faltaba para el comienzo del partido, cuando en la platea local reconocí a un amigo que suele ir ahí. Lo llamé para que me viera, empecé a hacerle gestos hasta que me vio. Entre risas empezamos a apostar quien ganaría ese día, ya que a la noche lo iba a ver en un asado.
El partido comenzó y Racing se puso en ventaja con un gol de Toranzo, inmediatamente mire a mi amigo para cargarlo y lo vi pateando todo lo que tenía a su alcance.
Ya en el segundo tiempo se dio vuelta la situación, Lanús ganó 4 a 1, así que no mire más hacia la platea del granate, porque estaban contentos y agrandados a más no poder.
Una vez finalizado el partido me encontré con un amigo que lo iba a ir a buscar el padre. Así que me volví con él, ya que vive a una cuadra de mi casa. Mientras íbamos saliendo todos los hinchas se quejaban de lo mismo: “Que muerto De Olivera”, “No tenemos arquero, lo perdimos por él”, “Ojala que Russo en el vestuario le diga, no atajas más”, algo que finalmente terminó sucediendo después de ese encuentro.
Cuando llegue a casa (lugar donde íbamos a hacer el asado), justo llegaba uno de los chicos hincha de Lanús llamado Ezequiel, eufórico de felicidad, y todavía me faltaba más, Marce el que estaba llegando de la cancha, que me iba a volver loco durante toda la noche, casi más loco de lo que volvió Lanús a Racing en el segundo tiempo.
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