Los que lo vieron jugar hablan maravillas del Marqués Sosa, en su apodo quedan resumidas las palabras que pueden definirlo, un jugador hábil, elegante, fino y gran cabeceador. Demostró su calidad en el juego y a la hora de marcar goles. Con la camiseta de Racing, entre 1958 y 1964, marcó 81 goles en 151 partidos. Cinco de esos goles al clásico rival: Independiente.
Daba gusto verlo jugar, elegante, exquisito como pocos jugadores de esa época. Lo suyo era atacar, ir para adelante, tocar la pelota con sabiduría y hacer goles.
El jugador nacido en 1936 había llegado a la academia desde Platense. Una de sus virtudes además del buen manejo y la gran pegada, era el cabezazo. Cuando llegaba un centro, el Marqués se anticipaba a los defensores y cabeceaba con una potencia demoledora.
Él la rompía como centro delantero, pero como compañeros tenia a Corbatta, Pizzuti, Manzilla y Belén. Era una de las mejores delanteras que tuvo el club.
El Marqués fue goleador en 1959 con 21 goles, en 1960 con 19 y en 1962 con 10 goles.
Ganó dos títulos en el club, en 1958 y 1961, en esos dos torneos anotó 11 goles el goleador académico.
De Avellaneda se fue a Uruguay, donde jugó en Cerro y en Nacional.
Con la Selección argentina ganó el sudamericano de 1959 y jugó el Mundial de Chile en 1962. Disputó 18 encuentros y metió 11 tantos con la Selección.
En el 2008 cuando tenía 71 años murió a causa de una diabetes. Pero no se olvidará jamás.
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