lunes, 26 de septiembre de 2011

Rubén Héctor Sosa


Los que lo vieron jugar hablan maravillas del Marqués Sosa, en su apodo quedan resumidas las palabras que pueden definirlo, un jugador hábil, elegante, fino y gran cabeceador. Demostró su calidad en el juego y a la hora de marcar goles. Con la camiseta de Racing, entre 1958 y 1964, marcó 81 goles en 151 partidos. Cinco de esos goles al clásico rival: Independiente.

Daba gusto verlo jugar, elegante, exquisito como pocos jugadores de esa época.  Lo suyo era atacar, ir para adelante, tocar la pelota con sabiduría y hacer goles.

El jugador nacido en 1936 había llegado a la academia desde Platense. Una de sus virtudes además del buen manejo y la gran pegada, era el cabezazo. Cuando llegaba un centro, el Marqués se anticipaba a los defensores y cabeceaba con una potencia demoledora.

Él la rompía como centro delantero, pero como compañeros tenia a Corbatta, Pizzuti, Manzilla y Belén. Era una de las mejores delanteras que tuvo el club.

El Marqués fue goleador en 1959 con 21 goles, en 1960 con 19 y en 1962 con 10 goles.

Ganó dos títulos en el club, en 1958 y 1961, en esos dos torneos anotó 11 goles el goleador académico.

De Avellaneda se fue a Uruguay, donde jugó en Cerro y en Nacional.

Con la Selección argentina ganó el sudamericano de 1959 y jugó el Mundial de Chile en 1962. Disputó 18 encuentros y metió 11 tantos con la Selección.

En el 2008 cuando tenía 71 años murió a causa de una diabetes. Pero no se olvidará jamás.

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