Enamoró rápidamente a la gente de Racing con su zurda impresionante, esa pegada precisa, y una maravilla en cada tiro libre.
Antes de llegar a Racing fue campeón en Peñarol en el 78, 79 y 80, para pasar al Inter de Brasil donde se consagró campeón en los años 82, 83 y 84.
En la academia jugó 152 partidos y marcó 33 goles, dos de ellos a Independiente. Llegó en 1987 y se consagró campeón de la Supercopa 1988. Ahí fue elegido el mejor jugador del fútbol local y de Sudamérica. Se destacaba además de su gran pegada, por sus gambetas, y porque organizaba pensando siempre.
Se fue al Genoa de Italia, pero en 1990 volvió para seguir con su magia. En Argentina también jugó en Godoy Cruz, aunque no se destacó. Su carrera futbolística se terminó a los 46 años en el Pirata Juniors.
Su salida del club no fue clara, pero la gente lo ama, y en cada homenaje del club, el está presente y se escucha el “Uruguayo, Uruguayo”.
Repito la crítica: falta profunidad
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